Sólo le faltaba volar... pues bien, su creador Raoul Hafner lo hizo posible. Adaptando un rotor y una cola para manejarlo en pleno vuelo, el famoso Jeep logró incluso volar.
Las hélices de 12.5 metros de diámetro no fueron suficientes para hacerlo despegar y tenía que alzar el vuelo desde un camión en marcha (suficientemente potente y rápido).
Tras varias revisiones y problemas con la vibración lograron que el Rotabuggy alcanzó velocidades de hasta 115km/h. El último vuelo, septiembre de 1944 concluyó con resultados "muy satisfactorios" sin embargo se canceló su posterior fabricación.
Por su parte, Hafner, continuó con la idea de añadir rotores a otros vehículos (incluso lo intentó con un tanque, aunque nunca se materializó). Si que desarrolló una versión "motora" del paracaídas, el Rotachute
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